¿Cuáles son los antecedentes de la asesoría de imagen personal?

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El concepto de asesoría de imagen personal surge en la prehistoria, en el momento en que los seres humanos tienen la necesidad de protegerse de las inclemencias climáticas y de adecuar los componentes de su vestimenta conforme a los ritos y ceremonias que se celebraban en aquel tiempo.

 Todos los elementos que se utilizaban en la prehistoria, tales como tipos de tejido, pieles, pinturas en el rostro, adornos o tatuajes, adquirían su propio significado en un contexto en el que la comunicación entre los individuos se establecía en base a  un lenguaje más simbólico que oral. De esta manera, dependiendo de la imagen, se comunicaban ideas concretas que adquirían su mayor o menor relevancia dependiendo del tipo de ritual y de la jerarquía.

 En estos rituales fundamentalmente religiosos existía la figura del ‘maestro de ceremonias’, un individuo cuya función era la de aconsejar a los participantes en estos actos sobre cómo debían ser sus adornos en el cuerpo o en el rostro. Así, se diferenciaba a cada persona del resto de componentes de la comunidad y se establecían las diferentes prioridades y jerarquías. Si trasladamos el concepto de maestro de ceremonias a nuestro tiempo, podemos afirmar que nos encontramos ante un experto en comunicación, es decir, un asesor de imagen personal.

 Conforme avanzaba la historia, la importancia de la imagen personal ha quedado de manifiesto a través de las denominadas ‘artes clásicas’. En esculturas o pinturas que se remontan a siglos de antigüedad podemos observar cómo individuos de un mismo periodo y jerarquía utilizaban en su imagen elementos que les diferenciaban socialmente del resto de la comunidad. En la danza, la pintura o el teatro, si bien éste último no entra estrictamente en la denominación de ‘bellas artes’, siempre ha existido quien establecía los parámetros de la adecuación de la imagen, la expresión verbal o los modales. De hecho, William Shakespeare aconsejaba desde el escenario sobre cómo adquirir una buena imagen y el dibujo de la figura humana Canon de Confucio se establecen los parámetros de la belleza clásica.

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